Adriana Ospina, de nacionalidad colombiana, fue cooperante con Progressio en El Salvador, desde noviembre 2006 a julio 2009, con la organización Flor de Piedra.
¿Qué has hecho desde cuando terminaste tu convenio con Progressio, y que haces ahora?
Una vez terminé mi periodo como cooperante en El Salvador, regresé a Colombia, mi país de origen donde estuve algunos meses terminando mis estudios de maestría. Luego emprendí un viaje por todo Suramérica durante un año, haciendo talleres con comunidades y trabajando en universidades en torno al tema de la recuperación de las memorias colectivas. Uno de los tantos temas que El Salvador me mostró y me enseñó.
Desde hace dos años soy profesora universitaria y trabajo como consultora en procesos comunitarios de recuperación de las memorias colectivas desde el teatro en contextos de conflicto armado en mi país.
Por favor describe tu rol como cooperante, y la organización con que trabajaste.
Trabajé como cooperante en Políticas Públicas a favor de las Trabajadoras del Sexo con la organización Flor de Piedra, y dentro de esta específicamente con la Organización de Trabajadoras del Sexo, que para ese momento trabajan de la mano. Mi rol fundamental era fortalecer las estrategias de incidencia de las trabajadoras del sexo que se encontraran organizadas, fortaleciendo sus liderazgos y sus acciones colectivas.
¿Qué te animó/inspiró a postular a una vacante de cooperante con Progressio?
La propuesta de una cooperación humanizada que se construye en el día a día con la gente. Una cooperación que se basa en el intercambio de saberes y que no se limita a la financiación que no transforma realidad ni genera redes de solidaridad.
¿Qué te impactó más sobre el modelo de cooperante de Progressio?
La posibilidad de construir en el camino las estrategias con la contraparte. La flexibilidad y la libertad de ir generando estrategias de forma concertada de acuerdo a las necesidades de las personas y de las exigencias del contexto.
¿Qué disfrutaste/ te gustó más de tu experiencia como cooperante?
La cotidianidad con las mujeres que ejercen el trabajo sexual en El Salvador. El aprender de sus vidas en el día a día y el haber encontrado junto con ellas al teatro como un camino para el empoderamiento y la incidencia.
¿Cuáles fueron algunos de tus grandes éxitos mientras trabajaste de cooperante?
El haber llevado a cabo en equipo con otras compañeras cooperantes una investigación sobre la Violencia Económica hacia las mujeres en El Salvador.
El haber escuchado y posteriormente escrito algunas de las historias de las mujeres con las que trabajé.
¿Cuáles fueron algunas de las principales dificultades y lecciones aprendidas?
Los conflictos interpersonales al interior de la organización resultaron un desafío a nivel personal y profesional. El entender que las disputas de poder entre mujeres son una de las estrategias del sistema patriarcal y la relación de las violencias cotidianas con el contextos histórico de violencia socio-política de El Salvador, me permitieron aprender a asumir una posición de escucha y de “neutralidad” durante los dos años y medio como cooperante.
¿Esta experiencia te cambió como persona de cualquier manera? En caso afirmativo, ¿de qué manera(s)?
Definitivamente sí. Comprendí que la verdadera cooperación es la que se construye día a día con la gente, desde las posibilidades reales que ofrece el contexto y que se fundamenta en un “trueque” horizontal y de doble vía de saberes. Que la solidaridad no consiste en “enseñar” o impartir estrategias a otros que suponemos “no saben”, sino en construirlas hombro a hombro con quienes saben lo que necesitan para poder transformar de su realidad.
¿Esta experiencia de cooperante tuvo alguna influencia en tu carrera/ dirección futura, y te ha ayudado a llegar a donde estas hoy? En caso afirmativo, ¿como?
Sí. Ha sido valorada en mi actual quehacer como profesora universitaria.
¿Qué consejo darías a alguien que esté considerando postular a una vacante de cooperante con Progressio?
Yo alentaría a quienes deseen crecer como personas y profesionales a vivir la experiencia de compartir saberes académicos, técnicos y sobretodo de vida, con otras personas y en otros lugares que no duden en postularse como cooperantes de Progressio. ¡Es una experiencia que se lleva para siempre en la piel de la memoria!