It has been a year since my volunteer placement with Progressio ICS Nicaragua, and I would like to share the experiences I had.
In 2015, together with a group of Nicaraguan volunteers, we joined Progressio ICS with British volunteers. We began with great expectations, willing to help the community that we were going to work with, La Sabanita, a community located in the Department of Masaya, near the Santiago Volcano (Masaya Volcano). I can tell you that it is one of the hottest places there is. The heat is unbearable and it is quite likely that the heat has formed its inhabitants, because they are very warm, smiley and able to offer you a hand any time you need it, to the best of their abilities.
From the onset, Progressio cared about our integration. We had a week of training activities focusing on technical knowledge delivered through workshops on a range of issues, such as environmental, development and gender issues. We played several games that fostered team work among the UK and national volunteers, to get to know each other, while also focusing on cultural exchanges. As part of the cultural exchanges, we taught the UK volunteers about our culture (dance, gastronomy and Nicaraguan traditions). Equally, they showed us their culture, their lifestyles, home life and how they organise themselves in the UK.
After that week, we all went to work in the community. It was hard to team with the UK volunteers because we had barriers such as language, but with time, this was not difficult to overcome as they taught us their language and we taught them ours. Furthermore, we shared the lunch breaks, the bus journeys, the ice creams from Doña Camila, and we even shared a farewell soup.
We travelled daily from Masaya to the La Sabanita community, where our placement was located. It was really impressive to see the enthusiasm we displayed daily when getting on the bus to go to work. Our project focused on protecting the environment, through the construction of 15 veggie gardens for 15 families, a recycling centre and five bins located in family-run convenient stores so that the community could deposit their waste in separate bins, ready to be recycled. We delivered five community environmental talks, where we promoted the planting of 613 trees through a campaign called ‘Adopt a Tree’. We also delivered five classes to 110 students from the local school on recycling, with the aim of raising awareness among the community about the need to protect the environment and change their habits regarding how they deal with waste.
These were moments in which I learnt to share and live in a different way to the one I was used to. The team had lunch together and we shared snacks. We sat down at 12.00 in the school to discuss our progress that morning, to practice some words in Spanish and English, and to tell funny anecdotes about some of the volunteers. I realised that team work was valuable, that sharing was good, that it made me happy to share a moment with people that I never thought I would meet. Every day, at the end of the day, I wanted time to stop so I could continue working in the community.
In the beginning, the community rejected us because they did not have much information about how to use the bins. The bins aimed to separate the organic and inorganic waste. But through our talks they learnt about the bins and started to accept our project.
We started working with the British volunteers carrying sand, cement and soil. It was hard labour and to me there were certain things that seemed strange for me to do as a woman but that now I see as normal for a woman to do. I felt that the work was heavy going and that I could not do it, but then I saw the other female volunteers doing it and I reminded myself that the work we were doing would benefit the people of the community.
My volunteering experience has changed my way of thinking. I know that as a volunteer I did not change the world, but I did change my world. I improved as a person, I became more open and sensitive to the needs of other people. I know that my work is only a grain of sand, but depending on how one views a grain of sand, it can mean a lot, just like a grain of sand inside an oyster and that becomes a beautiful pearl.
And just like that, I feel like a pearl. After Progressio, together with my husband, we decided to have a beautiful baby girl and now I would like that when my precious daughter grows up, that she has the opportunity that I had to volunteer, to know other people, learn about other cultures, help a community, share moments and be happy, just like me. I still remember the last day in the community, eating a delicious soup at Doña Camila's house, in the company of people that I may never see again, but whom I carry in my thoughts and in my heart.
Thank you Progressio ICS.
Written by ICS Alumni Osmara Lucia Flore (April - June 2015, Cycle 11, La Sabanita, Nicaragua)
Estudio de caso: Un vistazo a mi presente y mi pasado con ICS
A un año de haber realizado mi voluntariado con el equipo de Progressio ICS Nicaragua, quisiera compartir mis experiencias vividas.
En el 2015, hace un año, junto a un grupo de voluntarios nicas nos unimos al trabajo de Progressio ICS con voluntarios británicos. Iniciamos con grandes expectativas dispuestos a ayudar a la comunidad donde nos tocó trabajar, La Sabanita, una comunidad ubicada en el Departamento de Masaya, justo en las faldas del Volcán Santiago (Volcán Masaya). Les cuento que es uno de los lugares más calientes que puede existir. Hace un calor insoportable y seguramente el calor ha convertido a la gente, porque también son personas muy cálidas, sonrientes y son capaces de brindarte la mano cada vez que lo necesites según sus capacidades.
Desde el inicio Progressio se preocupó por la integración y tuvimos una semana de actividades tanto de conocimientos técnicos, a través de talleres de formación sobre temas ambientales, desarrollo, género, entre otros, dinámicas que fomentaban el trabajo en equipo, conocernos, e intercambio cultural. Como parte del intercambio cultural, nosotros les enseñamos un poco de nuestra cultura (bailes, comida y tradiciones de Nicaragua). Igualmente, ellos nos mostraron de su cultura, su estilo de vida, la convivencia familiar y de cómo se organizan en el Reino Unido.
Después de esa semana nos fuimos a trabajar en la comunidad. Fue difícil acoplarnos con los voluntarios británicos, porque tuvimos como barrera el idioma, pero con el tiempo eso no fue difícil de superar ya que ellos nos enseñaban su idioma y nosotros el nuestro. Además, compartíamos las horas del almuerzo, las idas en el bus, los helados de donde Doña Camila, hasta una sopa de despedida hicimos.
Viajábamos diariamente de Masaya a la comunidad La Sabanita, lugar donde realizamos el voluntariado. Era realmente impresionante el entusiasmo con el que llegábamos diariamente a montarnos en el bus para ir a trabajar, que por cierto, nuestro proyecto se enfocaba en proteger el medio ambiente, a través de la construcción de 15 huertos de patio para 15 familias, un centro de reciclaje y cinco basureros ubicados en pulperías para que la población depositara los desechos de forma clasificada. Realizamos cinco charlas ambientales a nivel comunitario en donde promovimos la siembra de 613 árboles, a través de la campaña “adopta un árbol”. También impartimos cinco clases a 110 estudiantes de la escuela sobre el reciclaje, de manera que la población tomara conciencia sobre el cuido del medio ambiente y cambiara sus hábitos en relación al manejo de los desechos sólidos.
Fueron momentos en los que aprendí a compartir y a vivir de una manera diferente a lo que yo conocía. En grupo almorzábamos y compartíamos los almuerzos o los refrescos, nos sentábamos a las doce en la escuela para compartir sobre los avances del día, practicar palabras en español e inglés y contar las anécdotas divertidas de algunos voluntarios. Me di cuenta que el trabajo en equipo era valioso, que compartir era bueno, que me hacía feliz pasar un momento con otras personas que jamás pensé iba a conocer. Cada día al llegar la tarde quería que el tiempo no pasara y quería seguir en la comunidad.
Al comienzo la comunidad nos rechazaba por lo que no tenían mucha información acerca de cómo utilizar los basureros, porque los basureros eran para clasificar la basura en orgánica e inorgánica, pero con las charlas que les impartíamos fueron aprendiendo y acoplándose al proyecto.
Empezamos a trabajar en conjunto con los británicos acarreando arena, cemento y tierra. Trabajo duro que como mujer en mí había ciertas cosas que no me parecían y que ahora veo normal, sentía que el trabajo era muy pesado o que no podía hacerlo, pero también miraba que otras compañeras hacían el trabajo y pensaba en que algún momento lo que hacíamos iba a servirles a las personas de la comunidad.
Toda la experiencia de mi voluntariado me cambió el pensamiento. Sé que con el voluntariado no cambié el mundo, pero sí mi mundo. Mejoré como persona, me volví más abierta y sensible ante las necesidades de otras personas. Sé que mi trabajo solo es un grano de arena, pero dependiendo de cómo se vea un grano de arena puede significar mucho, como cuando está dentro de una ostra y forma una bella perla.
Así me siento yo, como una perla, después de Progressio junto a mi esposo decidimos tener una linda bebe y ahora me gustaría que cuando la preciosa hija que tengo crezca, tenga la oportunidad que yo tuve de hacer un voluntariado, conocer personas, saber de otra cultura, ayudar a una comunidad, compartir momentos y ser feliz como yo. Aún recuerdo el ultimo día en la comunidad la sopa en casa de Doña Camila, una rica sopa en compañía de las personas que tal vez no vuelva a ver, pero que guardo en mis pensamientos y mi corazón.
Gracias Progressio ICS.
Escrito por la Alumni de ICS Osmara Lucia Flore (Abril - Junio 2015, Ciclo 11, La Sabanita, Nicaragua)